Es imposible de olvidar

Guitarra con barbijo

Por: Marco Tortarolo

La cosa empieza a funcioná
Los ánimos ya están templá
Y todo el mundo en su lugá
Llegó el momento de tocá
Es imposible de olvidar
Es imposible de olvidar

Todavía no era un barrio, pero ya no era un pueblo. En aquel tiempo en Punta de Rieles había quintas y viñedos. Había un cuartel sobre la ruta y un cantegril al borde del arroyo, que siguen estando. La terminal de trolley 4, que ya no existe. Viviendas policiales, la cárcel para presas políticas, todo el tiempo camiones militares, gente en carro, gente a caballo, vacas entre las chilcas.

Sabiendo la que se va armá
Los corazones palpitá
Terror y todo en su lugá
Llegó el momento de tocá
Llegó el momento de atacá
Es imposible de olvidar
Es imposible de olvidar


Después del plebiscito de 1980, cuando se votó el NO, rechazando el proyecto de constitución propuesto por el gobierno, la dictadura quedó derrotada ideológicamente.
Se empezaba a notar un estado de ánimo de que se iban. «Se va a acabar la dictadura militar», se cantaba. Se respiraba la certeza de que era cuestión de tiempo, pero ya se iban, empezaban a irse.

La marcha empieza a resoná
Los sones se manifiestá
Las piernas tem-ble-ble-queá
El pulso acelerá
El paso acelerá
Que venga el trigo que venga el má
Es imposible de olvidar
Es imposible de olvidar


A partir de 1981 en las cooperativas de vivienda por ayuda mutua organizadas en Fucvam, se generó un circuito de actividad artística y cultural, especialmente activo en algunas cooperativas de zonas suburbanas.

Que ya se comenzó a cantá
Que venga el trigo que venga el má
La garganta se atragantá
Respiran canto aspiran gá
La tos repite sofocá
Es imposible de olvidar


Yo era un niño de 11, 12 años, y recuerdo las jornadas en Mesa 2 del barrio Peñarol y en particular las de la pequeña cooperativa de apenas 50 casas en Punta de Rieles, donde viví desde los 9 a los 18. Mi madre, que aún sigue viviendo allí, fue una de las gestoras, anónimas activistas de la cultura popular, que se jugaron por aquel proyecto.

La música se emocioná
Brotan las lágrimas y má
La vida explota en melodiá
Razones de contundeciá
Pregones que cantan verdá
Es imposible de olvidar


Las condiciones eran complicadas. La dictadura estaba de salida pero todavía reprimía con fuerza. Todavía metían gente presa, torturaban y asesinaban, solo por reunirse o pegar afiches en la calle. El riesgo era real. Además no había plata, no teníamos auto, había un solo teléfono para toda la cooperativa, pero aún así, aquello sucedía.

Pitos agudos, sirená
Pero la percusión matá
Te mata
Te descuajeringa
Te revienta
Patada en el suelo
La patá
Perdiendo poco a poco el compá
La percusión acorralá
Rodeá
Retun retumbá
Ya no se puede respirá


En el salón comunal de Covitrema (Cooperativa de viviendas Tres de mayo), actuaron Jorge Lazaroff, Fernando Cabrera con Montresvideo, Dino, Abel García, Vera Sienra, Jorginho y Katty Gularte, Carlos Molina, Rubén Olivera, Títeres Girasol. El Teatro Circular llevó la obra El Herrero y la Muerte. El colectivo Ediciones de Uno leía poesía. Incluso algún grupo de teatro extranjero llegó a presentarse allí. Sin duda faltan nombres de más artistas que participaron, los renombradxs y los del barrio, que también jugaban. Aquellos encuentros tenían frecuencia mensual. Los costos económicos se resolvían de forma autogestionada mediante venta de cantina, rifas y aguante solidario de lxs vecinxs y artistas. Aunque existía una coordinación, no había ninguna estructura burocrática, ni partidaria ni de otro tipo, que sostuviera las actividades.
Toda esa movida capaz que duró un par de años. Hasta el 83, en que la apertura fue un poco mayor y la acción fue volviendo gradualmente al centro de la ciudad.

Sonada sorda sorderá
Son amooooo
Que venga el trigo que venga el má
Son amooooo
Sonada sorda sorderá
Son amooooo
Que venga el trigo que venga el má
El oido todo sirená
La tos repite sofocá
De aquí, de allí, de allí, de allá
De allí, de acá y de acá atrá
¡Pucha cará!
Llegó el momento de


Había peligro, por supuesto, pero muchas ganas. La clave creo que eran las ganas. Llamale como quieras, voluntad, deseo, amor, convicción. Así que cuando me dan el argumento del riesgo para justificar la parálisis, la inacción y la consecuente destrucción de la cultura, no sé, simplemente no puedo aceptarlo.

Protagonistas dónde está
De este escenario tan brutá
Los trompetistas dónde está
Compositores creadores
A dónde fueron a pará
Es imposible de olvidar
Es imposible de olvidar


No pretendo hacer una investigación formal, no soy historiador ni periodista. Apenas traer a la memoria de este presente tan seco, tan páramo, aquel momento, aquella voluntad compartida de hacer juntos. Mientras escucho al Choncho y me resisto a olvidar.

Muchísimos son muertos ya
Muertos por nuestra música
Muchos desaparecieron del mapa
Pregúntele a sus mamá
Otros tuvieron que volá
Se han ido más allá del má
A otra parte con nuestra milongá


Las vanguardias artísticas del siglo 20, buscaron caminos para unir el arte y la vida. No siempre los encontraron. Pero eso exactamente era lo que estaba pasando entonces. Sin manifiestos, sin teorías del arte, esas vecinas y vecinos generaban un acontecimiento.

Otros pa ́ dentro…
Es imposible de olvidar
Es imposible de olvidar
Otros pa ́ dentro de su casa
Esos no quieren actuar má
Su corazón no funcioná
Su convicción ya esta aplastá
Abandonaron su lugá
En la orquestá
Llegó el momento de achicá
Desinspirá


Muchas veces se ha dicho del poco reconocimiento que tuvo la gente que aguantó la vida bajo la dictadura. Quienes no eran los presos sino las visitas, quienes no eran exiliados, sino que se la tuvieron que fumar acá. Seguir viviendo, sin ventaja ninguna, cuando todo era peligro, pobreza, incertidumbre y miedo. Y aún así se hacían cosas buenas, valiosas, sorprendentes. Aquí entonces un reconocimiento a esa resistencia, a ese aguante.

Es imposible de olvidar
Que venga el trigo que venga el má
Siempre hay excusas para dar
Que ya no se puede hacer ná
Que ya esta todo liquidá
Que yo ya estoy de vueltá
Yo ahora canto desde mi ventá
Bien segurola de la azoteá


Me interesa esta memoria para tratar de pensar lo de hoy. ¿Qué pasa hoy? ¿Qué hacemos hoy? ¿Qué esperamos? ¿Qué tipo de relación queremos que las manifestaciones artísticas tengan con la comunidad? ¿Qué vida? ¿Qué arte? ¿Qué de qué? ¿Que lo qué? ¿Qué pa qué? Veníamos en plan Antel Arena, Palcos VIP en las llamadas, Carnaval en el chetódromo. ¿El espectáculo se robó la fiesta? Muchos artistas se volvieron expertos en armar carpetas para presentar a Fondos concursables. Y si otra cosa no hay… Por si fuera poco, aparece la crisis sanitaria y todo es cancelado de un día para el otro.

Siempre hay excusas para dar
Que es pa’ los jóvenes la guitarrá
Yo en mis hijos debo pensá
En cuál futuro les via a dar
¿cuál?
¿cuál?
¿cuál?
¿cuál?
Yo ahora debo sólo laburá
Cerrar los ojos, madurá
Llegó el momento de vegetá
Hacer platá
Escalá
Olvidar


La Intendencia de Montevideo mandando sistemáticamente sus agentes a multar y clausurar cualquier ámbito que respire cultura, terminó por arrasar la ya de por sí frágil red de espacios culturales under. Lo que le pasó a Martín Buscaglia le pasó a mucha gente que no tenía la posibilidad de llamar la atención como él. Insignificantes compensaciones económicas, ofrecieron tanto el gobierno nacional como el municipal a lxs artistas a quienes se les prohibió trabajar. Al mismo tiempo que mantenían abiertos los Shopping Center y los ómnibus, repletos de gente yendo al trabajo, que nunca fueron un problema para las autoridades. Dirán que no hubo más opción. Pero siempre hay opciones, pasa que las opciones son políticas. Blindar la cultura, blindar la educación, tanto como la salud física, era imprescindible, pero esa nunca fue la opción, ni de éstos ni de aquellos. «Quedate en casa», «Cuidémonos entre todos», consignas que a la segunda lectura desnudan su marca individualista, su mandato brutal que apenas destapado el eufemismo, nos dice “Sálvese quién pueda», «Rajá por tu vida”.

Es imposible de olvidar
Olvidar
La memoria cumple su tareá
Olvidar
Es imposible de olvidar
Olvidar
La memoria recuerda su historiá
Olvidar
Es imposible de olvidar
Olvidar
La memoria recuerda su memoriá
Olvidar
Es imposible de olvidar


En junio de este 2021, pude ir a escuchar un dúo de tango a un lugar que se jugó a sostener la actividad cultural y la música en vivo, a pesar de la prohibición, a pesar del riesgo de multas y cierres y de la posibilidad cierta de quedar sin trabajo. En un momento la cantante dijo algo así: «la cultura es la energía vital de los pueblos, es la sangre que corre
por sus venas». No necesito una definición de «cultura» para saber que estoy de acuerdo con sus palabras.
Cuando dicen «Primero la vida», frase que también se repite mucho en estos tiempos, quiero creer que hablan de eso, de lo que decía esa cantante. Si no, realmente no sé de qué hablan.

Que venga el trigo que venga el má
Que venga el trigo que venga el má
Que venga el trigo que venga el má
Que venga el trigo que venga el má
Que venga el trigo que venga el má


Y si fuera preciso algo como una definición, ya que hay mentes que sin definiciones no tienen paz, aunque compren eslóganes y los trafiquen como definiciones, diría que cuando hablo de cultura me refiero a compartir la vida, el conocimiento, las artes, en clave comunitaria, solidaria, horizontal y perdón por lo que viene ahora, con sentido de clase. De clase trabajadora, aclaro por las dudas.
No sé si lo anterior alcanza estatus de definición, lo que en definitiva me tiene sin cuidado, pero me parece que resume la experiencia que traté de recordar en esta nota. Crónica anacrónica de un destello en la oscuridad.

Que tengo frío

Agradezco a Walkiria Rocha por compartir sus memorias de los hechos aquí relatados.
Los versos intercalados en itálica pertenecen a la canción De generaciones, cuyo autor es Jorge Lazaroff.

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